No quiero hablar del tiempo, ni del calor que hace ni nada de eso. Parece que va a ser así todo el verano, así que, si no tiene solución ¿para qué preocuparse?. Creo que esa frase es del algún monje tibetano. Ellos sí que saben dominar su cuerpo y aislarse de las influencias externas. Deberíamos pensar que la vida es bella a pesar de todo, que hay personas que te acompañan que te animan y aparecen de pronto sin esperarlo y como no quiero hablar del tiempo ni del calor tan bochornoso que tenemos prefiero hablaros de esta sencilla crema. Me gusta tanto que os animo a probarla. Da igual caliente o fria, claro que ahora mejor fria que está exquisita así y si le dais el puntito de pimienta blanca, mejor. Tiene una cremosidad muy suave y no es tan calórica como las que llevan queso y nata.
Le puse cebollino de mi propia cosecha. Por fin conseguí encontrar albahaca y cebollino fresco. ¡Tengo dos macetas preciosas¡
Ingredientes:
- 600 gr de calabacines
- 1 cebolla
- 1 patata grande
- 100 gr del salmón ahumado
- 1/2 litro de leche (entera o desnatada)
- Pimienta blanca
- 1 cucharada no demasiado colmada de harina de maíz
- 1 pastilla de caldo de verduras
- Aceite de oliva
- Sal
Elaboración:
Pelamos y troceamos los calabacines, la cebolla y la patata. En la olla ràpida ponemos un poco de aceite y rehogamos estas verduras a temperatura media durante 3 ò 4 minutos antes de agregarle agua hasta apenas cubrir y la pastilla de caldo de verduras. Tapamos y dejamos 5 minutos, según la olla que tengais.
Cuando pase este tiempo trituramos hasta dejar un puré fino y echamos la leche en la que hemos disuelto la harina de maíz. Hervimos suavemente e incorporamos el salmón ahumado bien picadito. Rectificamos de sal y espolvoreamos con pimienta blanca.
Podemos servirlo con cebollino que le va genial. Seguro que os gustará.
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